En diciembre de 1996. el Congreso Nacional aprobó reformas a la Ley del Banco Central de Honduras para armonizar su quehacer con las condiciones y exigencias del mercado financiero. Estas fortalecieron la autonomía e independencia de la máxima autoridad monetaria hondureña para el cumplimiento de su nuevo rol.
Asimismo, en 1960, fue creado el Banco Central de Nicaragua por Decreto Legislativo aprobado el 16 de septiembre, e iniciando operaciones el 1 de enero de 1961, como una institución del Estado con autonomía funcional, duración indefinida, patrimonio propio y personalidad jurídica. La Constitución Política de Nicaragua establece que Ci Banco Central es el ente estatal regulador del sistema monetario y en la Ley Orgánica del Banco se le define como una institución descentralizada de carácter técnico.
A partir de 1961, y después de la fundación del Banco Central de Nicaragua, todos los países centroamericanos contaron con su banco central, siendo uno de los más antiguos en Centro América, el Banco Central de Reserva de El Salvador.
En El Salvador durante algún tiempo hubo tres bancos emisores los bancos salvadoreño, Occidental y Agrícola comercial funcados en 1885, 1889 y 1895, respectivamente. Las actividades de estos bancos eran vigiladas por el Estado mediante una serie de leyes y reglamentos como la Ley de Bancos de Emisión del 4 de mayo de 1889, la Ley del 6 de mayo de 1910, que establecen que los bancos están en obligación de suministrar al Gobierno los datos que sean necesarios para arqueos y balances, la Ley Moratoria y Reformas de lO años 1932 y 1933, entre otras.
No obstante con la aplicación de estas leyes, que tenían por objeto acrecentar la confianza del público en 05 bancos, no pudo alcanzarse la estabilidad de la moneda del país porque faltaba una organización central capaz de regularizar el volumen total del dinero y del crédito y al mismo tiempo, mantener la estabilidad externa de la moneda nacional.
Cada uno de los bancos pudo emitir billetes a voluntad siempre que mantuviera la cobertura prescrita por la ley. En los tiempos de prosperidad, si el precio del café subía, los bancos disponían de grandes recursos que hacía aumentar los créditos. Mientras que por falta de previsión, se desperdiciaba la ocasión de acumular reservas para hacer frente a los malos tiempos. Las reservas hubieran permitido regular el cambio y conceder créditos suficientes en las malas épocas, cuando más necesidad hubiera de ellos.
Quedó demostrado el fracaso de esta política bancaria cuando bajaron los precios del café a consecuencia de la crisis mundial, lo que redujo la cantidad de divisas que ingresaron al país y obligó a los bancos emisores a restringir la cantidad de billetes en circulación y a reducir súbitamente el volumen del crédito, provocando de esta manera una deflación repentina.
A raíz de esto, no quedó otro remedio que promulgar el decreto del 7 de octubre de 1931 declarando la inconvertibilidad de los billetes, lo que provocó fluctuaciones constantes y violentas en el precio del dólar, que llegaron a cotizarse a más del 300% de su valor en 1933.
Una de las propuestas para subsanar la crisis nacional fue la fundación de un banco central. El primer intento infructuoso se dio en 1933, cuando el Gobierno de El Salvador adquirió las acciones del Banco Agrícola Comercial, empeñado en convertirlo en el Banco de El Salvador, para que hiciera las funciones de un banco central; pero para este tiempo el proyecto no llegó a concretarse. Se necesitó de la asesoría y ayuda de un delegado del Banco de Inglaterra para formular el proyecto que haría realidad la creación del Banco Central de Reserva de El Salvador.
A fines de 1933, el Gobierno de la República le encargó al Señor Frederick Francis Joseph Powell y a su ayudante Gordon Víctor Richdale, el estudio de las condiciones de la economía salvadoreña y los procedimientos operativos de las instituciones de crédito en El Salvador, para que dieran un diagnóstico de la situación económica imperante en el país. El Informe Powell concluyó que la estructura bancaria salvadoreña debería ser organizada sobre la base de un banco central, concebido dentro de un sistema ortodoxo, tradicionalista, que se encargara de mantener y resguardar la moneda y el credito y teniendo la facultad exclusiva de emitir billetes.
Según el Informe Powell, el banco central debería ser creado con el objetivo principal de controlar el volumen del crédito y la demanda de medio circulante, para asegurar la estabilidad del valor externo del colón, moneda nacional. La creación del banco central comprometía al Gobierno a mantener un equilibrio del presupuesto fiscal y a que la institución debería estar libre de influencia gubernamental.
Para establecer una clásica organización de la banca central en El Salvador, el Señor Powell recomendó normar las condiciones esenciales que regirían el funcionamiento de la institución, tales como el alto grado de liquidez que le permitiera realizar plenamente sus funciones, su capital que debería de estar en manos del público y de los bancos y la representatividad de los sectores de la economía en su Junta Directiva.
Indicó también el Señor Powell que debería depositarse los fondos del Gobierno y de todas sus dependencias en el nuevo banco y que los bancos comerciales deberían mantener al menos 10% de sus depósitos en la Institución con el fin de formar la base para un sistema de compensación administrado por el Banco Central. También recomendó que debería mantenerse una reserva mínima en oro del 30% en respaldo a los billetes y obligaciones a la vista y que nunca compitiera en forma activa con los bancos comerciales. Este proyecto fue planteado al Gobierno el 8 de marzo de 1934,
El plan presentado por el Señor Powell obtuvo la aprobación de los sectores público y dio paso a la reforma barcaria El Salvador, de acuerdo a principios diseñados por el representante del Banco de lnglatera Posteriormente, por recornenoacon del Señor Poweli, el Gobierno entró en conversaciones con los bancos Salvadoreño y Occidental en el sentido de acordar con ellos la renuncia al privilegio de emisión de billetes, lo mismo que la transferencia de las existencias de oro al BCR que respaldaban las emisiones de esos bancos. Todos estos trámites fueron indispensables antes de crear el Banco Central de Reserva de El Salvador.
El ‘19 de junio de 1934, se promulgaron la Ley de Fundación y los Estatutos o Ley Constitutiva del Banco Central de Reserva de El Salvador, cuyas disposiciones fueron contenidas en los decretos legislativos números 64 y 65. Se le definió el objetivo de asegurar la estabilidad del valor externo del colón, para lo que se tomaron las primeras disposiciones con el fin de controlar el volumen del crédito y del medio circulante, fijando las normas para regular adecuadamente la liquidez de los bancos comerciales,Según su Ley de fundación, el Banco se constituyó como una sociedad anónima por el término de treinta años. Del total de acciones, 6,000 tuvieron carácter de intransferibles y pasaron a ser propiedad de la Asociación Cafetalera de El Salvador; 6,000 acciones suscritas por el público y 4,500 acciones fueron colocadas entre los bancos existentes y por los que en el futuro se establecieran en el país, siendo todas transferibles con la aprobación de la Junta Directiva del Banco Central.
El Banco Central de Reserva de El Salvador abrió sus puertas al público el 1 de julio de 1934 en el edificio situado en la segunda calle oriente, en el centro de la capital, que actualmente ocupa la Biblioteca Luís Alfaro Durán, propiedad de a Institución. El oro que los bancos comerciales poseían como respaldo del papel moneda en circulación, fue concentrado en las bóvedas del BCR, en un acto memorable presidido por un Comité integrado por el Presidente de la República, General Maximiliano Hernández Martínez, el Ministro de Hacienda, Doctor Carlos Menéndez Castro; don Agustín Alfaro Morán, el Señor William W. Renwick y don Luis Alfaro Durán, como miembros propietarios de la Junta Directiva y como suplentes, los doctores Romeo Fortín Magaña y Miguel Ángel Alcaine y don Héctor Herrera.
La transferencia del oro se efectuó con la paridad de dos colones por un dólar, siguiendo la recomendación del Señor Powell. Ya en poder del Banco fue revaluado, de acuerdo con las disposiciones contenidas en la legislación de los Estados Unidos de América, promulgadas el 31 de enero de 1934.
El producto de esta reevaluación se empleó exclusivamente para cancelar deudas del Gobierno con los bancos y para la creación de fondos especiales para responder por deudas malas, estableciendo también una reserva específica para prevenir fluctuaciones del cambio. Conforme al desenvolvimiento de la economía el tipo de cambio se estabilizó buscando su propio nivel estableciendo la Junta Directiva el cambio de la moneda nacional en 2,50 por ussi.oa, paridad que se mantuvo inalterable por ms de 45 años.
Se iniciaron también las gestiones para establecer en el interior de la república los servicios des- ti nados a atender las funciones que como banco del Estado 10 asignaba la Ley, agencias que se establecieron en sucursales departamentales del antiguo Banco Agrícola Comercial, una en Sonsonate y otra en Santa Ana. Después fueron crdendose corresponsalías en las cabeceras departamentales de todo el país.
Laboré durante veintisiete años como sociedad anónima, con un modesto capital, cuyas acciones rendían dividendos limitados a un seis por ciento anual, independientemente de las utilidades obtenidas.
Esta austeridad obedecía a que normado el reparto de dividen- dos desde su creación, el Banco no recibiría presión de los socios sobre la dirección de la entidad, impidiendo a la vez el lucro y reinvirtiendo las ganancias en líneas de financiam lento para impulsar acti vi - dados económicas en beneficio del país Durante estos 27 años el Banco cumplió estrictamente los fines para los cuales fue establecido, asegurando sólidos fundamentos para el sistema financiero y contribuyendo a cimentar la confianza del público en el sistema,
La bonanza económica de los años 50, registré un alza extraordinaria en los precios del café en los mercados internacionales, el algodón se había convertido en un cultivo de primera importancia en el país y la industria manufacturera era creciente y diversificada con una producción que encontró amplio mercado en el país y en Centro América. Sin embargo, la expansión del crédito entre 1955 y 1956 produjo una reducción gradual en el volumen de divisas que se agravé con la baja en los precios del café de 1958. Para 1960, el Banco Central no poseía un instrumento legal que le diera la suficiente autoridad para poner fin al deterioro de las reservas monetarias y no estaba en condiciones de mipedw el drenaje de divisas que continué en los primeros meses de 1961. Estas circunstancias ponían en peligro la estabilidad de la moneda y afectaban la economía en general.
Así, el Directorio Cívico Militar promulgó la Ley de Regulación [temporal el 10 de abril de 1961, que se transformé el 30 de mayo del mismo año en Ley de Control de Transferencias Internacionales. Luego emitió la Ley de Reorganización de la Banca Central de la Nación, promulgada el 20 de abril de 1961. Como resultado de estas disposiciones, la Ley Orgánica decretada el 15 de diciembre de 1961, transformé al Banco Central de sociedad anónima en entidad del Estado de carácter público, con una duración indefinida, con personería propia para ejercer derechos y contraer toda clase de obligaciones. Entre las modificaciones que sufrió la estructura del Banco, estuvieron la creación de la Ley Monetaria, el establecimiento del Consejo Asesor como organismo consultor de la Institución, y la Superintendencia de Bancos y otras Instituciones Financieras, con atribuciones fiscalizadoras del sistema.
Las necesidades económicas del momento obligaban a enfocar y fortalecer la expansión del sistema bancario y el surgimiento de nuevas instituciones financieras que se encargaran de hacer un llamamiento al ahorro del público y efectuaran operaciones de crédito, con el fin de sentar las bases para el desarrollo económico del país.
El Banco Central se convirtió en el coordinador entre la política fiscal y la monetaria, ejerciendo control sobre el crédito, con facultades para actuar como intermediario del crédito externo a largo plazo y para ejercer un control sobre las transferencias internacionales de fondos.
Con la creación del Fondo de Desarrollo Económico, en noviembre de 1966, se le permitió al Banco Central otorgar créditos a plazos mayores de un año a entidades de utilidad pública, así como a bancos o instituciones financieras, aunque sólo con fondos del exterior. Estos préstamos a mediano y largo plazo eran destinados a impulsar proyectos o actividades orientadas a promover el desarrollo del país, especialmente en los sectores agropecuario, industrial, turismo, salud y educación. Por otra parte, el control de transferencias internacionales de fondos evité transitoriamente la fuga de divisas que hacía peligrar la balanza de pagos y el valor externo de la moneda.
‘En 1973, se creó la Junta Monetaria mediante Decreto Legislativo aprobado el 23 de agosto de 1973. Esta Ley retira al Banco Central la coordinación de la política monetaria, convirtiéndose en ejecutor de acuerdos y dejando su formulación en manos de los miembros de la Junta encabezada por el Presidente de la República, y a a que pertenecían los ministros de Económica, Hacienda, Agricultura y Ganadería, el Secretario Ejecutivo del Consejo Nacional de Planificación y Coordinación Económica y el Presidente del Banco Central de Reserva de El Salvador.
En Marzo de 1980, después de acontecimientos de orden político que se registraron a finales de 1979, la banca comercial y las instituciones financieras privadas fueron nacionalizadas mediante la Ley de Nacionalización de los Bancos Comerciales e Instituciones de Ahorro y Crédito, con el objetivo de democratizar el crédito. El Banco Central continuó trabajando durante la década de los 80 como ejecutor de las políticas dictadas por la Junta Monetaria.
En 1989, después de una década de guerra civil y de nacionalización bancaria, la economía salvadoreña se encontraba inmersa en una aguda crisis económica y social reflejada en graves desequilibrios macroeconómicos, bajo crecimiento, limitación de la actividad productiva privada, situación de violencia y dependencia externa. Dentro de este contexto, fue necesario reestructurar el marco legal en que se desarrollaba el sistema monetario y financiero del país.
El Banco Central de Reserva desarrolló un papel protagónico en la modernización del marco legal financiero del país, así como en el fortalecimiento y privatización del sistema financiero y el programa de reformas a dicho sistema.
El Banco Central presentó anteproyectos para la aprobación de una nueva legislación que rigiera el sistema financiero salvadoreño. Las leyes aprobadas por la Asamblea Legislativa, incluyeron entre otras, la Ley Orgánica del Banco Central de Reserva de El Salvador, promulgada el 12 de abril de 1991, que define a la Institución como una institución pública y de carácter técnico, que vela por la estabilidad de la moneda y coordina la politica monetaria y mantiene las condiciones favorables para la estabilidad de la economía nacional
La Ley fija como sus objetivos fundamentales, ejercer con carácter exclusivo la facultad de emitir moneda, mantener la estabilidad del valor interno y externo de la moneda y su convertibilidad, prevenir o moderar las tendencias inflacionarias y deflacionarias, regular la expansión del crédito, velar por el normal funcionamiento de los pagos internos y externos y propiciar el desarrollo de un sistema financiero eficiente, competitivo y solvente, entre otros.
Asimismo, durante la década de 1990, el Banco Central promovió el fortalecimiento del marco legal que norma las actividades financieras, elaborando anteproyectos y proponiendo reformas a las diferentes leyes existentes. Así, fueron aprobadas las leyes de Bancos, del Mercado de Valores, 0rgnica de la Superintendencia del Sistema Financiero, de Creación del Banco Multisectorial de Inversiones, entre otras, que contribuyeron a modernizar los servicios financieros y a fortalecer la supervisión del sistema.
Para entrar en el nuevo siglo y con la aprobación de la Ley de Integración Monetaria, el 30 de noviembre de 2000 y su entrada en vigencia, a partir del i de enero de 2001, se modificaron los objetivos y funciones del Banco Central con el fin de adecuarlo nuevamente a las circunstancias.
Esta Ley le retiró la facultad de emitir billetes y monedas y la función de coordinar la política monetaria, así como también, le prohibió otorgar préstamos a los bancos, quedando sin cambio el resto de sus funciones.
Durante sus 70 años de historia, el Banco Central de Reserva de El Salvador ha propiciado las condiciones macroeconómicas necesarias para el buen desarrollo de la actividad económica del país, cumpliendo i05 objetivos para lOS cuales fue creado.
El personal de la Institución, fundamentando sus funciones en su plataforma de valores, honestidad, lealtad, responsabilidad, productividad y respeto, ha contribuido día a día a hacer del Banco Central una institución sólida y eficiente en el cumplimiento de su misión de promover la estabilidad y el desarrollo del sistema financiero, consolidar la integración monetaria y generar y divulgar información económica, en beneficio de la población salvadoreña.
La capacidad del sistema financiero de contribuir al desarrollo del país depende de varios factores, principalmente su capacidad de moviHzar un volumen alto de recursos a un costa bajo, su margen de intermed iación (la diferencia entre lo que los bancos pagan por los depósitos y lo que cobran por los créditos), su capacidad para financiar inversiones de largo plazo, la posibilidad de prestar servicios financieros sofisticados, la capacidad de ajuste a condiciones cambiantes y la existencia de buenos proyectos. En esta sección examino qué tan competitivo es nuestro sistema bancario de acuerdo a estos indicadores.
La capacidad de movihzar recursos en gran voWmen a costos financieros bajos. El Salvador se encuentra dentro de los líderes de la América Latina en este respecto. En los dos últimos años, las tasas de El Salvador han competido con las de Chile como las dos más bajas de la región. Pero el punto no sólo es qué tan bajas son las tasas sino cuántos recursos movilizan.
El sistema bancario de El Salvador nació en medio de las enormes transformaciones que el pais tuvo en su conversión al cultivo del café. En los años anteriores el país dependía para sus divisas de las exportaciones de añil y la mayor parte de la población vivía de este y de los productos primarios tradicionales, principalmente maíz y frijoles. A mediados del siglo XIX los precios del producto principal de exportación, el añil, comenzaron a caer irremisiblemente como consecuencia de la invención de los colorantes sintéticos.
Cuando nuestros antepasados decidieron sustituir al añil con el café se encontraron con dos dificultades principales, La primera era la estructura de propiedad de la tierra que habíamos heredado de la época colonial. Aunque había haciendas privadas, gran parte del territorio nacional estaba asignada como ejidos y tierras comunales-tierras que pertenecían a las comunidades, que anualmente las asignaban a sus miembros para que las cultivaran.1
Esta estructura de propiedad, que podía funcionar con cultivos anuales, no se prestaba a cultivos permanentes como el café. Era necesario, pues, cambiar la estructura de la propiedad de la tierra y así se hizo con las leyes de extinción de los ejidos y tierras comunales, que otorgó la propiedad de éstas tierras a las personas que sembraran café en ellas. La segunda dificultad era la necesidad de financiamiento. El café tarda años en producir de tal forma que el productor necesita financiarse hasta el momento cte la primera cosecha. Esto llevó a la creación de los bancos, que comenzaron su vida financiando el café. En combinación, el proceso produjo una fragmentación de la sociedad:
la tierra pasó a la propiedad de aquellos que pudieron sembrar café y financiarlo, mientras que la mayor parte del resto de la población rural quedó reducida a trabajar en las plantaciones de café con ingresos muy bajos ya que el cultivo del café requería de grandes cantidades de mano de obra con salarios bajos para ser rentable. La sociedad pasó de una organización arcaica-el sistema feudal de las propiedades comunales-a otra organización igualmente arcaica: la separación de dos estratos de la sociedad, separados por una frontera que era casi imposible de traspasar. Aunque hay historias de gente que nació en la pobreza, como cortadores de café, y terminaron sus vidas como exitosas cafetaleras, estas historias son poco comunes, más bien raras.
Otra consecuencia de las características del cultivo del café fue la poca importancia que el estado dio a la educación de ambos estratos de la población. El manejo de una plantación de café requería de muy poca formación y, en realidad, de muy poca dedicación. Educar a los trabajadores no era visto como algo esencial ya que no se requiere ninguna preparación para sembrar, mantener y cosechar el café.
La diversificación de la economía no era bien vista tampoco, ya que la competencia de otros sectores por la mano de obra sólo podía resultar en detrimento del café ya que tendería a subir los salarios. En un negocio en el que los productores no controlan el precio de venta, las utilidades sólo pueden obtenerse manteniendo los costos bajos, que, en el caso del café en una sociedad como la nuestra significaba mantener bajos los salarios de losjornaleros. Los bajos salarios de los obreros no afectaban la demanda del café porque éste se vendía afuera. En este ambiente, la fragmentación de la sociedad se auto-perpetuó.
Esto, en realidad, no era nada nuevo. La sociedad fragmentada había existido por siglos no sólo en El Salvador sino también en Europa. Pero en Europa esto estaba cambiando.
café con la mentalidad de tiempos pasados, contemplando sólo las posibilidades que la vieja economía preindustrial y agraria los presentaba. Pensaron en sustItuIr un monocultivo con otro monocultivo y eso fue lo que hicieron. Inmersos en el ambiente del país, no vieron lo que estaba pasando en el mundo a su alrededor y perdieron la oportunidad de dar un salto a otro tipo de sociedad.
La sociedad entera se tornó a girar alrededor del café y la industrialización-que en ese momento hubiera sido mucho más fácil porque el proceso estaba iniciándose en la mayor parte de los países ahora industrializados con pequeñas industrias que eran poco más que talleres-no se dio.3
De allí en adelante industrializarse se volvió cada vez más difícil. La industria se fue volviendo más compleja, los pequeños talleres se fueron volvíendo grandes empresas y las habilidades necesarias para manejar industrias se fueron convirtiendo en ingenierías sofisticadas.
El proceso de aprendizaje industrial, que en los países que entraron temprano al proceso fue gradual, se convirtió en un enorme salto para los países que llegaron tarde.4 Al mismo tiempo, en el país se descuidaron los factores que llevaban al éxito en la nueva economía industrial en favor de los que aseguraban el éxito del café. De esta forma, el país se perdió la Revolución Industrial y quedó condenado a ser un país del Tercer Mundo. El sistema bancario, que nació con el café, hubiera nacido para muchos otros propósitos también.
Por un sglo, El Salvador se mantuvo como una sociedad estática-una economía basada en el monocultivo, autoexcluida de las dos grandes corrientes de los siglos XIX y XX, la Revolución Industrial y de la democracia, que, como el resto de la América Latina, se estancó en un orden social vertical, caracterizado políticamente por regímenes militares y económica y socialmente por una aguda fragmentación de la sociedad en una pequeña elite urbana con acceso a los beneficios de la modernidad y una masa enorme de población rural que tradicionalmente ha estado fuera de dichos beneficios.
Los cambios empezaron muy tímidamente en los años sesenta, con la creación del Mercado Común Centro Americano, que generó un pequeño sector industrial en el país. Esta tímida industrialización, sin embargo, no cambió la forma básica de la sociedad. Basado en el proteccionismo contra la competencia de fuera del área, el Mercado Común generó una industria que podía funcionar sólo detrás de los altos aranceles impuestos a los productos de afuera, que le permitía vender productos más caros y de menor calidad que los disponibles en los mercados internacionales. Por esta razón, la industria no era competitiva afuera del área, y podía crecer sólo en Centro América. Dado el pequeño tamaño del mercado centroamericano, que no permitía economías de escala, la industria se concentró en algunos pocos productos de consumo y se desarrolló dopen-
diendo de insumos importados. Debido a que no era competitiva por la protección, la industria misma no podía generar las divisas para importar dichos insumos. El resultado fue que el crecimiento de la industria dependía de las divisas que generara el resto de la economía, que, en el caso de El Salvador, significaba las divisas que generaran las exportaciones de café. Es decir, aun con el desarrollo de la industria, el país seguía dependiendo de un monocultivo, de tal forma que la economía crecía cuando los precios del café estaban altos y había una cosecha grande y se estancaba cuando los ingresos del café disminuían. Socialmente, la industria de esos años generó poco empleo en coreparación con el creado en el sector agropecuario, de tal manera que los ingresos de la población siguieron atados a los del café-directamente y a través de la dependencia de la industria de las divisas generadas por las exportaciones de café. Esta era la situación del país en 1979-un país estático, organizado verticalmente-poco antes de comenzar la guerra.
La respuesta es que el mundo está experimentando una revolución tecnológica similar en su impacto a la Revolución Industrial que empezó en Inglaterra hace poco más de doscientos años. En su Corta vida-comenzó hace apenas unos veinte años-esta nueva revolución ya está transformando al mundo de una manera radical y muy rápida.
Esta revolución está propulsada por la conectividad-el arte de coordinar tareas complejas a distancia, que ha emergido como consecuencia del matrimonio de las computadoras, las telecomunicaciones y los medios de transporte rápido que se desarrollaron al final del siglo pasado. Como una verdadera revolución, ésta está cambiando la dirección del progreso humano, abriendo oportunidades insospechadas para mejorar las condiciones de vida de todos los habitantes del planeta.
La Revolución Industrial hizo esto multiplicando la fuerza del músculo con maquinarias físicas; la Revolución de la Conectividad lo está haciendo a través de multiplicar el poder de la mente, Esto lo hace de muchas maneras, todas relacionadas con la posibilidad de formar redes de personas trabajando a distancia y unidos electrónicamente. La coordinación de mentes en tiempo real (es decir, instantánea) permite no sólo transmitir sino aumentar el conocimiento en proyectos de investigación, sino también coordinar operaciones sumamente complejas- tales como procesos de producción, financiamiento, mercadeo y distribución-alrededor del mundo.
Dada esta posibilidad, actores económi - cos en todos los países están tomando ventaja de ellos para diseñar mejores productos, para producirlos en donde es más barato hacerlo y venderlos con ventaja en los lugares en donde pagan mejor por ellos. El mundo se ha convertido en un solo espacio económico integrado en cadenas de producción coordinadas tan eficientemente corno si estuvieran en un solo espacio físico. Esto está aboliendo fronteras y redefiniendo sociedades y economías tan profundamente que el mundo dentro de veinte o treinta años será tan distinto del nuestro como las sociedades industriales lo fueron de las feudales,
Esto es lo que ha generado la nueva globalización de la economía- que contra lo que mucha gente piensa, no es un fenómeno del comercio sino de la producción. En realidad, el comercio internacional ha aumentado como proporción de la producción mundial con respecto a lo que era a mitades del siglo XX. Sin embargo, este aumento es sobre los disminuidos volúmenes de comercio que se dieron en esa época como resultado de las políticas proteccionistas que caracterizaron la mayor parte del siglo pasado.
En este momento, la relación del comercio internacional a la producción total del mundo es alrededor de 26%, apenas 5 puntos arriba de lo que era en 1913 (21%), antes de que el proteccionismo tomara vigencia mundial. En esa época, sin embargo, el comercio internacional era primordialmente de materias primas fluyendo de los países en desarrollo a los desarrollados y de bienes terminados que fluían en sentido contrario y entre los países desarrollados.
Ahora el comercio internacional es parte de las cadenas de producción que antes estaban en un solo país. Bienes intermedios, que antes pasaban de una sección a otra en una fábrica, ahora viajan miles de kilómetros para pasar entre dichas secciones, tomando ventaja de las deferencias en costos de pro-
deducción en los distintos lugares. Esto ha abierto la oportunidad, por primera vez en la historia, de que los países en desarrollo se integren a las cadenas de producción mundial, no con materias primas únicamente, sino con productos intermedios y finales. Hace posible también que dichas oportunidades las aprovechen no sólo las empresas grandes sino también las pequeñas, abriendo la posibilidad de generar un crecimiento de abajo hacia arriba.
Al mismo tiempo. el conocimiento y el aprovechamiento de la coordinación a distancia se han convertido en la fuente principal de riqueza, de tal forma que los precios de los productos que requieren conocimiento para producirlos está subiendo y el de los que no lo requien está bajando. Esto es lo que explica la caída de los precios del café y los otros productos tradicionales del país. Pero la revolución misma se manifiesta dentro de los mismos productos. Como ejemplo de esto, mientras que los precios del café oro han caído los precios de la taza de café y de los paquetes de café en los mercados de consumo no han bajado y en realidad han aumentado. Esto es porque dentro del mismo producto las actividades que requieren conocimiento y habilidad de coordinación-el diseño del producto que se enirega al consumidor y la habilidad de entregarlo a tiempo en el lugar en el que la demanda es más rentable-están aumentando su participación en el ingreso generado por la venta final.
La caída de los precios de las actividades que no requieren conocimiento también tiene manifestaciones en os países desarrollados. La Gráfica 11 muestra cómo los salarios reales de los obreros no calificados.
Esta tendencia, como la de los precios de 105 productos primarios, no es algo pasajero. Es la otra cara de la medalla del surgimiento de la economía del conocimiento y la coordinación a distancia y, por lo tanto, aunque puede haber incrementos temporales de precios en los productos primarios, la tendencia central es a que disminuyan o a lo más se mantengan.
Esto plantea retos enormes a los países en desarrollo, que han dependido de los productos primarios por siglos enteros. Hasta la industria en estos países ha dependido de las divisas generadas por os productos primarios para poder importar sus materias primas y materiales intermedios. Si no transformamos nuestra economía para que genere más valor agregado de conocimiento y
Logística nos encontraremos en una situación de ingresos declinantes, con todas las terribles consecuencias que esto implicaría
Pero la Revolución de la Conectividad, al mismo tiempo que pone este reto formidable, provee los mecanismos para que podamos He- var a cabo a transformación necesaria para tomar ventaja de ella. El Internet ha facilitado la educación y el aprendizaje de la coordinación de actividades complejas a niveles nunca antes alcanzados. Por otro lado, ha abierto la posibilidad de que empresas pequeñas e incluso individuales puedan acceder directamente a los mercados mundiales más rentables-una oportunidad que los países en desarrollo nunca tuvieron. Por ejemplo, la conectividad permite que productores pequeños puedan vender directamente su café a los consumidores en los países consumidores. A través de esto, la conectividad puede convertir a la pequeña empresa en el motor eco-
nómico del país, generando desarrollo regional y eliminando la fragmentación económica y social que aqueja al país. Además, la conectividad abre oportunidades para aumentar drásticamente la productividad a través de simplificar los procesos productivos y la interacción del sector privado con el gobierno. Con respecto al gobierno, ¡a conectividad le permite acercar sus servicios a la ciudadanía, incrementando al mismo tiempo la calidad y vohimen de éstos, de tal forma que el ciudadano se vuelve el centro de las actividades gubernamentales. Ei resultado es a posibilidad de dar un salto cualitativo que aumente rápidamente el nivel de ingresos del país, elimine la segmentación económica y social que ahora lo aflige y lo ponga firmemente en el camino a convertirse en una sociedad del Siglo XXI. Es decir, la conectividad pone el desafío y da las herramientas para superarlo.La Gráfica 12 muestra cómo la Revolución de la Conectividad y sus consecuencias en los precios de los productos de acuerdo al conocimiento que incluyen están creando una nueva brecha de ingresos, similar a la causada por la Revolución industrial. En el último cuarto del siglo XX el ingreso per-capita de los países industriales-que son los que producen los bienes con más contenido de conocimiento-aumentó en una cantidad que es 3.6 veces el ingreso total per capita de los países de medianos ingresos y en 10
La sociedad entera se tornó a girar alrededor del café y la industrialización-que en ese momento hubiera sido mucho más fácil porque el proceso estaba iniciándose en la mayor parte de los países ahora industrializados con pequeñas industrias que eran poco más que talleres-no se dio.3 De allí en adelante industrializarse se volvió cada vez más difícil. La industria se fue volviendo más compleja, los pequeños talleres se fueron volviendo grandes empresas y las habilidades necesarias para manejar industrias se fueron convirtiendo en ingenierías sofisticadas.
El proceso de aprendizaje industrial, que en los países que entraron temprano al proceso fue gradual, se convirtió en un enorme salto para los países que legaron tarde.4 Al mismo tiempo, en el país se descuidaron los factores que llevaban al éxito en a nueva economía industrial en favor de los que aseguraban el éxito del café. De esta forma, el país se perdió la Revolución Industrial y quedó condenado a ser un país del Tercer Mundo. El sistema bancario, que nació con el café, hubiera nacido para muchos otros propósitos también.
Por un siglo, El Salvador se mantuvo como una sociedad estática-una economía basada en el monocultivo, autoexcluida de las dos grandes corrientes de los siglos XIX y XX, la Revolución Industrial y de la democracia, que, como el resto de la América Latina, se estancó en un orden social vertical, caracterizado políticamente por regímenes mil ita- res y económica y socialmente por una aguda fragmentación de la sociedad en una pequeña dite urbana con acceso a los beneficios de la modernidad y una masa enorme de población rural que tradicionalmente ha estado fuera de dichos beneficios.
Los cambios empezaron muy tímidamente en los años sesenta, con la creación del Mercado Común Centro Americano, que generó un pequeño sector industrial en el país.
Esta tímida industrialización, sin embargo, no cambió la forma básica de la sociedad. Basado en el proteccionismo contra la competencia de fuera del área, el Mercado Común generó una industria que podía funcionar sólo detrás de los altos aranceles impuestos a los productos de afuera, que le permitía vender productos más caros y de menor calidad que los disponibles en los mercados internacionales. Por esta razón, la industria no era competitiva afuera del área, y podía crecer sólo en Centro América. Dado el pequeño tamaño del mercado centroamericano, que no permitía economías de escala, la industria se concentró en algunos pocos productos de consumo y se desarrolló dependiendode insumos importados. Debido a que no era competitiva por la protección, la industria misma no podía generar las divisas para importar dichos insumos.
El resultado fue que el crecimiento de la industria dependía de las divisas que generara el resto de la economía, que, en el caso de El Salvador, significaba las divisas que generaran as exportaciones de café. Es decir, aun con el desarrollo de la industria, el país seguía dependiendo de un monocultivo, de tal forma que la economía crecía cuando los precios del café estaban altos y había una cosecha grande y se estancaba cuando los ingresos del café disminuían. Socialmente, la industria de esos años generó poco empleo en comparación con el creado en el sector agropecuario, de tal manera que los ingresos de la poblacion siguieron atados a los del café-directamente y a través de a dependencia de la industria de las divisas generadas por las exportaciones de café. Esta era la situación del país en 1979-un país estático, organizado verti - calmente-poco antes de comenzar la guerra.
La estructura que se había formado en El Salvador en los 1880s comenzó a derrumbarse con la caída de largo plazo de los precios de los productos primarios que comenzó casi un siglo después.
Hay varias cosas que debemos entender para poder integrarnos a esta revolución y acelerar el crecimiento de la economía nueva.
En primer lugar, las estrategias de desarrollo ya no pueden ser las mismas que antes de que esta revolución apareciera. Seguir apostando a los mismos productos en vez de a una diversificación basada en a conectividad con los mercados extranjeros sólo acelerará la caída. Hay que apostar a caballo garlador, no perdedor.
Segundo, la introducción de la conectividad no es un problema de informática sino uno de transformar completamente la manera en la que operamos económica y socialmente, creando redes humanas que den sentido a las redes electrónicas. Por esta razón, no estamos hablando de instalar computadoras ni de acciones parciales. Lo que se requiere es un cambio radical de (a sociedad entera, de integrar a los ciudadanos ahora marginados a los beneficios de la sociedad moderna, de cambiar nuestra mentalidad para integrarnos a la economía del conocimiento. Los técnicos proveen las posibilidades, e implementan lo que se les pida. La tarea que tenemos enfrente es diseñar los procesos de cambio para que los técnicos los implementen.
Tercero, por estas razones, la creación de redes de conectividad debe ser el eje de la política de país, la primera prioridad en nuestro futuro.
La buena noticia en este respecto es que dar prioridad a esta introducción no disminuye las prioridades de otras actividades necesarias porque la inversión en conectividad no es un fin en sí misma sino que se vuelve concreta sólo cuando se aplica a resolver los problemas que aquejan al país. Así, por ejemplo, conectar a una artesana de 1 (obasco para que pueda exportar directamente a los hermanos lejanos es una inversión en exportaciones, en generar desarrollo local, en mejorar la distribución del ingreso y en promover la empresa pequeña. De lo que estamos hablando es mejorar la manera en la que hacemos las cosas, para que seamos más productivos.
Cuarto, debemos usar las redes electrónicas para resolver de una vez por todas el problema de fragmentación social que heredamos de nuestros tiempos feudales. Haciendo esto no sólo vamos a volver másjusta la sociedad en la que vivirnos sino que la vamos a hacer mas próspera porque los recursos ahora desperdiciados por la desconexión de gran parte de la población se convertirán en el motor de la economía del país.
Los esfuerzos serán más productivos si todos participamos que si tornamos la actitud tradicional de que la marginación es sólo un problema social y no económico. Pero debemos estar conscientes de que promover la pequeña empresa en actividades declinantes, o con enfoques del pasado-algunos de los cuales buscan privilegiar a la pequeña empresa porque es pequeña, no porque puede ser productiva y el motor de la economía entera-no van a funcionar. La gran ventaja de la pequeña empresa en la era de la conectividad es su flexibilidad para ajustarse rápida y rentablemente a los cambiantes nichos de mercado. Esto es lo que se debe buscar: que nazcan y crezcan empresas capaces de encontrar nichos y explotarlos mientras existan y luego cambiar a otros.
Quinto, debemos estar conscientes de que la transformación requerida no es fácil. Si fuera fácil, la riqueza no estaría allí, En los mercados cada vez más competitivos, el trabajo duro es algo que se toma por descontado para tener éxito. Tenernos que cambiar nuestra mentalidad de lo que son los negocios en esta nueva era de la conectividad.
El cambio de mentalidad que es necesario empieza por el concepto de progreso. En la era industrial el concepto de progreso era el de una economía basada en grandes empresas industriales con gigantescas instalaciones. Este progreso estaba muy lejos de nosotros. Tomaría décadas sin fin, quizás siglos, para acumular el capital físico necesario para equipar una economía de este tipo.
Además, hay un problema que no hemos mencionado hasta este momento: China. Ese país es tan grande y tan pobre, con salarios tan increíblemente bajos, que está compitiendo con precios de productos sencillos industriales-en los que nuestro nivel de desarrollo podríamos producir-que son más bajos que los que son factibles en casi todo el resto del mundo.
La mayor parte del precio final. Con un buen entrenamiento, por ejemplo, los productores de verduras pueden distribuir directamente a domicilio en las ciudades grandes, diaria o semanalmente.
Generar un sistema de con tratos para darle seguridad al agricultor pequeño. Gran parte de los problemas de los productores pequeños es que no tienen seguridad en la venta ni acceso a los mercados, por lo que caen en manos de toponeros que les pagan precios bajos por sus productos.
Una vez integrados a una red de agricultores pequeños, es fácil asociarlos para que tengan centros de acopio (reales o virtuales) que les ayuden en a distribución de sus productos, y crear un sistema de contratos de entrega a dichos centros, que les permitiría financiar sus cosechas en el sistema financiero (ya que el contrato sería una buena garantía para los préstamos de Calpia y otras instituciones similares). Como ya hay convenios de algodón, maíz, sorgo y arroz con los usuarios industriales, la conectividad y los acopios reales o virtuales asegurarían que dichos convenios beneficien a los agricultores pequeños.
Hay miles de ejemplos más que ilustran cómo la conectividad puede irrigar directamente los sectores más débiles de nuestra sociedad.
Al mismo tiempo que las redes electrónicas pueden generar oportunidades económicas pueden también facilitar la provisión de servicios sociales, con medicina a distancia-que permite que pacientes en unidades de salud lejanas puedan ser atendidos por médicos en hospitales centrales-y la educación a distancia. Además, las redes electrónicas permitirían que proveer otros servicios y realizar trámites a la distancia, rebajando así los costos de transacción de la población, un requisito esencial para lograr competitividad.
Es importante notar que el integrarnos a la era de la conectividad no es un problema de instalar computadoras y hacer programas para que ellas las usen y se conecten. Esa es la parte más fácil de todo. La integración requiere un trabajo exhaustivo para poner en su lugar todas las condiciones para que nuestra empresa pequeña y fuera de San Salvador pueda exportar o vender localmente sus productos sin intermediarios-mejorar los caminos, entrenar a la gente en el uso de las computadoras y en las habilidades necesarias para hacer negocios a distancia-y en generar las redes humanas que den el contenido real de las electrónicas. Muy importantemente, es necesario entrenar a la población a trabajar en equipo, coordinadamente, para que lo puedan luego hacer a distancia.
La falta de caminos que nos aqueja actualmente no nos debe impedir el proceso de integración electrónica. La falta de caminos para carretas en algunos lugares no debe de prevenir el uso de camiones en las carreteras ya existentes.
La falta de un buen correo no debe de impedir que se instalen teléfonos. Hay suficiente gente en lugares con buenos caminos como para que nuestra tasa de crecimiento aumente considerablemente si esta gente se globaliza, proporcionando nuevos recursos que luego servirán para seguir integrando a los demás. No hay excusa, por ejemplo, para no integrar a los artesanos de Ilobasco y lugares similares, o a los productores agrícolas que trabajan cerca de carreteras y caminos buenos, o a la pequeña empresa urbana. La existencia de los hermanos lejanos provee otra ventaja: para vender a otras personas en el extranjero puede ser necesario cambiar los diseños de los productos pero no en el caso de ellos, que lo que quieren son los productos y artesanías a los que ellos están acostumbrados.
El futuro está entonces en usar la conectividad para desarrollar la empresa pequeña del país, conectándolos al mundo y entrenándolos y dándoles las facilidades para que puedan vender en Internet. Con esto no sólo generaremos crecimiento, sino que lo haremos de abajo hacia arriba, canalizando los ingresos a los que han estado marginados de la sociedad por muchos años. La conexión en sí misma elevaría los ingresos de nuestro país y principalmente los de la gente ahora marginada. Hay un mercado para cada nivel de conocimiento y todavía no estamos explotando el nuestro-principalmente lo que sabemos de los hábitos, demandas y localización de nuestros hermanos lejanos. Pero esto no daría un progreso sostenible en el futuro si no se acompaña por un programa de educación que alimente la capacidad de la población de usar conocimientos en sus actividades productivas. Esta educación debe contener no sólo conocimientos técnicos sino también la transmisión de habilidades para buscar información y para coordinar tareas complejas a distancia.
Con la excepción del período de nacionalización, la banca salvadoreña fue tradicionalmente una banca sólida, manejada con mucha prudencia, y el resultado fue que consistentemente el nivel de intermediación (el cociente de sus depósitos al PIB) de los bancos del país fue mucho más alto que el promedio de la América Latina. Esta prudencia era frecuentemente criticada en el pasado, notando que los bancos concentraban sus operaciones en las actividades tradicionalmente prominentes del país-el café, las industrias grandes y el comercio.
Este problema surgía de dos factores principales. Primero, el país vivía dentro de un sistema de control de la tasa de interés, de tal forma que los bancos ganaban la misma tasa de interés prestando a actividades seguras que a actividades inseguras en las que podían tener pérdidas. Segundo, como discutí antes, la economía del país era rígida y conservadora, de tal forma que había pocos proyectos que financiar que no se enmarcaran en los sectores tradicionales,
En realidad, cuando había proyectos rentables, corno 8 expansiones de la industria de los años sesenta, los bancos locales proveyeron financiamiento efectivo. En parte, esta crítica llevó a la nacionalización de la banca de los años ochenta, con resultados desastrosos, ya que los proyectos que la banca financió en esta época fracasaron en tal número que para el principio de los noventa los bancos estaban quebrados técnicamente. Financiar proyectos por financiarlos no es una manera racional de manejar un sistema financiero y hacerlo así sale mucho más caro que no financiar nada. Por esta razón, si el país no genera proyectos rentables y consistentes con el rumbo que está tomando la economía mundial corremos el peligro de que, con todas las ventajas competitivas que presenta, el sistema bancario salvadoreño va a convertirse, hacia adentro del país. en el equivalente de un excelente carro de carrera parqueado en un garage. Digo hacia adentro del país porque, con la dolarización, el país está en camino de convertirse en un centro financiero regional, intermediando fondos de y hacia los países vecinos.
Si las oportunidades no salen en el país, los fondos irán progresivamente hacia fuera. Ciertamente eso dejará un valor agregado en el país, que no es despreciable. Pero estaríamos desperdiciando el potencial que tenemos en un sistema bancario que puede trasladar su competitividad a sus clientes a través de financiamientos baratos y de largo plazo.
En 1880, el país tomó un camino del pasado, reemplazando un monocultivo por otro. En este momento podríamos hacer lo mismo, optando por mantenernos produciendo los bienes y servicios que están cayendo de precio, limitándonos a las actividades cuya rentabilidad está declinando e ignorando que la única manera de derrotar sosteniblemente a la pobreza es hacer que los pobres aumenten sus ingresos. Si hacemos esto nos condenaremos a tasas muy bajas de crecimiento y el sistema bancario no podrá ayudar a mejorar éstas. En cambio si adoptamos coma objetivo el integrarnos a a Revolución de la Conectividad tendremos proyectos rentables y usaremos a plenitud la competitividad de nuestro sistema financiero.
Dadas estas condiciones, el asegurar que la contribución del sistema financiero será la adecuada requiere de varias acciones, principalmente:
• La supervisión del sistema financiero debe consolidarse y fortalecerse para poder cumplir con su papel frente a un sistema financiero totalmente globalizado y consolidado en grupos financieros que operan en todas las dimensiones del mercado. Este requerimiento tiene dos dimensiones. La primera es adquirir la capacidad de supervisar internacionalmente, que a su vez requiere no sólo aumentar la capacidad local sino también coordinar regulación y supervisión con los países en los que operan los bancos salvadoreños. La segunda es organizar la supervisión y regulación de tal manera que pueda moverse flexiblemente en todas las dimensiones del negocio financiero-banca, seguros, pensiones y valores-de la misma forma en la que las instituciones supervisadas lo hacen.
Una regulación y supervisión fragmentada en estos tiempos en los que es tan fácil transferir negocios, cuentas y fondos de una dimensión a la otra es un esfuerzo fútil. El tener esfuerzos fragmentados de regulación y supervisión necesariamente deja espacios vacíos no regulados o supervisados por ninguna agencia, o espacios en los que la jurisdicción de das o más agencias se superponen. Estos espacios pueden aprovecharse para burlar la supervisión, con graves riesgos para el sistema.
Debe fortalecerse el análisis de riesgos de los bancos. El aumento de los grados de libertad ofrecidos por la dolarización y la consolidación de las operaciones de los conglomerados financieros requieren de un fortalecimiento de la capacidad de análisis de riesgos en las instituciones financieras mismas.
Debe fortalecerse especialmente el análisis de riesgo de las operaciones pequeñas. En los mercados cada vez más competitivos, el valor de un banco está en el acceso que tiene a clientes que le serán más fieles en el largo plazo y que, por su gran número, diversifiquen sus riesgos.
Ciertamente que siempre habrá un nicho para las operaciones grandes, pero la evolución del sistema financiero en todo el mundo está sugiriendo que dichas empresas tienden a ser más volátiles en su selección de fuentes de financiamiento ya que tienen más alternativas otros bancos y los mercados de valores. Las operaciones con empresas pequeñas pueden ser más riesgosas una por una que las grandes, pero por la ley de los grandes números tienden a ser más seguras en su conjunto. Ninguna crisis financiera ha sido causada por la falla de empresas pequeñas.
Han sido causadas por la falla de grandes empresas. Por la misma ley de los grandes números, los riesgos de los créditos a la pequeña empresa pueden manejarse estadísticamente, creando procedimientos que rebajen los costos administrativos de procesarlos al mismo tiempo que aseguren que la tasa de fallas sea baja. Instituciones como Calpiá han demostrado que hasta los créditos a micro-empresas pueden ser viables, Es difícil creer que la banca va a entrar masivamente en este nicho, pero hay una gama de empresas no tan pequeñas ahora no atendidas que presentan oportunidades rentables de crédito. Estas oportunidades se volverían más atractivas si las empresas pequeñas entran a los mercados de exportación.
Debe fortalecerse el desarrollo de los mercados de capitales.
Las empresas pequeñas no pueden quedarse pequeñas por siempre. Tienen que crecer. La disponibilidad de capital es un freno para que muchas, quizás la mayoría, lo hagan. La solución lógica para este problema es el desarrollo de los mercados accionarios, de tal forma que empresarios con buenos proyectos puedan capitalizarse y acceder a los mercados bancarios y de valores. Para esto es necesario fortalecer los mercados de valores, Dicho fortalecimiento no se logra con dar privilegios o subsidios a los operadores de estos mercados. Al contrario, dichos privilegios debilitan el mercado ya que lo vuelven menos competitivo. En este momento es indispensable abrir un mercado de valores a mayor competencia, darle mayor transparencia a las operaciones y proteger a las minorías en las sociedades anónimas.
Este último punto es esencial para el desarrollo de los mercados accionarios, que son extremadamente débiles en nuestro país. No se puede esperar que dichos mercados se desarrollen si las mayorías pueden-como pueden actualmente-tomar decisiones que prácticamente despojan a los minoritarios de sus inversiones.
Por ejemplo, en este momento la ley permite que una empresa acumule utilidades sin distribuir, aumente el capital vendiendo las acciones nuevas al valor nominal, y luego distribuir las utilidades retenidas de acuerdo a las proporciones nuevas de participación de los accionistas. De esta forma, los accionistas que no tuvieron los fondos para comprar las acciones nuevas pierden en el reparto de las utilidades que se ganaron con los porcentajes de participación anteriores al aumento de capital. Igualmente, la ley permite hasta ventiladores eléctricos chinos que se venden a $8 en el mercado local, transportados a medio mundo de distancia, pagando transporte y comisiones a muchas personas en el camino. Nadie puede competir con estos precios, a menos que se rebajara el salario de los obreros ocales a los bajísimos de China.
Afortunadamente, la conectividad ha definido otro concepto del progreso. Así como hay mercados de precios, crecientemente dominados por China, hay mercados de especialidades en los que la gente compra no porque algo no es barato sino porque es algo especial e insustituible. Estos mercados se encuentran principalmente en los países desarrollados y particularmente en los Estados Unidos, en donde el ingreso per capita es ya tan alto que hay muchos compradores de especialidades.
En estas especialidades las empresas pequeñas tienen la ventaja porque pueden producir en cantidades pequeñas y porque les es más fácil cambiar los productos para acomodar los deseos de los clientes. En el pasado de empresas industriales enormes era demasiado caro atender a estos nichos. Ahora las redes electrónicas permiten a las empresas pequeñas obtener información de lo que los nichos demandan y vender directamente a ellos, o directamente a los minoristas a través del Internet. En el caso de El Salvador estas actividades se facilitan porque tenemos más de dos millones de salvadoreños viviendo en países desarrollados que forman un nicho natural para nuestros productos-sean artesanías, comida local u otros productos étnicos que son insustituibles.
La China no puede producir muñecos de Ilobasco. Sólo los artesanos de llobasco pueden, porque una parte fundamental del encanto de esos muñecos para los hermanos lejanos es que son producidos precisamente en llobasco. Igual pasa con la sopa de garrobo y otras comidas esencialmente salvadoreñas, y en gran parte con productos que, aunque pueden ser producidos en otros países, pueden ser producidos con ventaja en nuestro país.
Igualmente, el cambio de actitud puede salvar los productos tradicionales del país si cambiamos nuestra actitud de ser sólo productores y nos integramos a las partes más rentables del proceso económico. Corno ya mencioné, la mayor parte del valor agregado del precio de una taza de café en Nueva York está en las partes del proceso que requieren de más conocimiento y habilidades de coordinación: identificar los nichos más rentables de potenciales consumidores, en diseñar el producto-las mezclas correctas para los nichos de mercado más rentables-y en llevar el producto al nicho. Esto se facilita enormemente con las posibilidades infinitas abiertas por la conectividad, que permiten que con un costo mínimo las empresas pequeñas se globalicen y se coordinen a través de grandes distancias,
Otro ejemplo es el desarrollo del turismo con facilidades de pequeña escala enfocado primero al mercado local y de los hermanos lejanos y luego al turismo en general. Parte de los costos más altos son los de mercadeo y venta, que antes requerían una red de contactos con agencias de viajes alrededor del mundo, un esfuerzo que era demasiado caro para los operadores pequeños. Hoy hay un mercado turístico enorme que se maneja enteramente por Internet en el que participan, a costo casi cero, miles de pequeños operadores turísticos.
Dichos operadores manejan su mercadeo, sus reservaciones y sus ventas totalmente a través del Internet. No hay razón para no desarrollar una red electrónica de operadores pequeños turísticas, que permitan a os potenciales clientes armar sus itinerarios en El Salvador a través del Internet participan, a costo casi cero, miles de pequeños operadores turísticos. Dichos operadores manejan su mercadeo, sus reservaciones y sus ventas totalmente a través del Internet. No hay razón para no desarrollar una red electrónica de operadores pequeños turísticas, que permitan a os potenciales clientes armar sus itinerarios en El Salvador a través del Internet.